Raquel Salas Rivera
amar a quien no es . es tragarse un corazón
amar a quien no sabe amar es tragarte una montaña, pero viva,
todavía llena de plumas, lagartos, frutos y becerros. un hombre de mimbre
sacrificial que sobrevive más allá de lo esperado, que resucitas a diario
con ternura, hasta que eres paramédico, agricultor y brujo, pero más que
nada, hasta que eres un ecosistema, un pequeño pueblo dedicado al cultivo
de este extraño pero hermoso mundo. hasta que un día llegan hombres
con máquinas y permisos a decirles que tienen que desocupar el terreno.
preguntas, ¿pero a dónde? y preguntas ¿qué le pasará al monte?, pero ya
los talaron y son tierra que se desliza año tras año con las lluvias
inundando las ciudades y sus trenes.
amar así, como se ama siempre, con todo,
porque nunca te imaginas
que tendrás que sobrellevar una gran devastación,
se da contra toda certeza
y se va a pesar de toda expectativa;
es el objeto irreconciliable ante el tiempo.
pero no te dejará boquiabierto, sino ver que tus manos
cargan ahora tres corazones que crecen y crecen y crecen.
frutos nuevos que trepan las paredes de tu pecho,
que salen de tu boca más fango que lluvia,
más flora que tierra, más hambre que habla.
to love the wrong (one (es . es) to) swallow a heart
to love one who never learned is to swallow a mountain, alive,
still packed with feathers, lizards, fruit, and calves. a sacrificial wicker
man that survives our expectations, whom you resuscitate daily,
tenderly, until you are paramedic, farmer, and brujo, but more than
those, until you are an ecosystem, a small town dedicated to harvesting
this strange but stunning world. until one day men arrive
with machines and permits to tell you it is time to leave the land.
you ask, but go where? you ask, what will happen to the trees? but they
are already cut and became earth that slides year after year with the rains
flooding cities and their subways.
to love like that, like always, with everything,
because you never imagine
you’ll need to overcome great devastation,
happens against any certainty
and leaves despite all expectations;
it is time’s irreconcilable object.
but that is not what leaves you aghast. it is seeing your hands
now carrying three hearts that grow and grow and grow.
new fruits that climb up your chest walls
and leave your mouth more mud than rain,
more flora than terra, more hunger than speech.